Mi vida es mucho peor desde que tengo un iPad. De repente, mi blog parecía viejo y obsoleto, pero lo peor no fue eso, sino descubrir que a base de parchear y modificar el diseño responsive original de Otogami, lo habíamos roto:
Ni siquiera puedo excusarme diciendo que fue una sorpresa. Lo cierto es que más de una persona me había advertido de que el blog se leía terriblemente mal en los móviles, pero siempre encontrábamos una tarea más importante o prioritaria -una excusa- para no remangarnos y ponernos a arreglar la web con soplete y martillo. Al fin y al cabo, muchos desarrolladores seguimos pensando que las tablets no son más que una pijada, una moda pasajera que usan cuatro personas. Estamos equivocados.
No ha sido hasta que he sufrido el dolor en mis propias carnes, hasta convertirme en usuario de iPad, cuando he tomado consciencia de que la realidad que esconden las cifras: en mi blog, apenas el 7,5% de las visitas se realizan desde smartphones y tabletas. Sin embargo, en Otogami el 30% de las visitas proceden de dispositivos móviles y, un tercio de las mismas, desde un iPad.
Mejoras vs. Featuritis
Que 30 de cada 100 de nuestros usuarios experimenten un Otogami como el de la foto que hay en este artículo hace que mi cara arda de vergüenza.
El 30% de las visitas de Otogami proceden de dispositivos móviles.
En realidad, el iPad no me ha destrozado la vida, sólo mis planificaciones. Cuando lo compré para tener una segunda pantalla donde poder ver métricas de la web en tiempo real, tenía remordimientos por haber gastado 400€ de la compañía en algo así. Ahora creo que es una de las mejores inversiones que he hecho. No sólo porque es un magnifico dispositivo que uso CADA día, sino porque ha sido una fantástica cura de humildad. Hoy en día, desarrollar una web que, sencillamente, «funcione bien» es más complicado de lo que parece ¿Para que pensar en complicadas y sofisticadas nuevas funcionalidades si aún tenemos trabajo por delante para cerrar como Dios manda las que ya tenemos?
Hacer que este blog se vea bien en mi iPad sólo ha costado una tarde de sábado. Conseguir que Otogami se vea bien en cualquier resolución costará mucho más. En realidad, el iPad no ha destrozado mi vida, sólo mi ego.