Muchos me han preguntado cómo pueden registrarse en camaradasdelmetal.com, el foro que he impulsado con otros hijos del cero y el uno. No se puede. Para poder participar en el foro uno tiene que ser invitado.

Algunos -sobre todo, trolls comepiedras– dicen que eso es más propio de una rancia aristocracia, que de un grupo de gente que propugna la transparencia y el intercambio de conocimiento. Están equivocados.

Camaradas del Metal es una Huevocracia. Se rige con los mismos huevos con los que se instaló y configuró a empujones en nuestros pocos ratos libres. Se gestiona con los mismos huevos que hacen falta para compartir datos y conocimiento de tu empresa y se mantiene con los mismos huevos que hacen falta para robar al sueño o a tu vida las horas necesarias para escribir un artículo o contestar en los comentarios.

Aunque no lo parezca, una Huevocracia no es machista. Al fin y al cabo, la palabra ovario procede del termino latino ova con el que se designaba a los huevos.

Tampoco es elitista. Cualquiera puede leer absolutamente todo lo que se escribe, otra cosa es tener derecho a publicar textos y comentarios. Ese hay que ganárselo.

Si publicas algo en Camaradas del Metal, conseguirás lo más valioso que un grupo de humildes currantes puede darte: el poco tiempo que tienen entre chapuza y chapuza; y el ánimo y disposición de compartir todo lo poco o mucho que sepan. Lo mínimo que puedes hacer es currártelo y hacer lo mismo.

En realidad es bastante fácil ser un Camarada del Metal. La primera condición es querer serlo. La segunda -y última- entender que aquí no se viene a demostrar lo mucho que uno sabe, sino a compartir lo poco que se sabe.

[thb_highlight]Si no conoces a ningún Camarada que pueda validarte, escribe un texto que lo haga y envíaselo a cualquier usuario[/thb_highlight]. Eso si, recuerda que esto no es un Club de Caballeros. A los Camaradas no les gusta la teoría, sino la pura practica que sólo da la lucha en las trincheras.

Si no te gusta nuestra Huevocracia no pasa nada. Siempre puedes crear la tuya propia. Al fin y al cabo, sólo es una cuestión de huevos.