Ayer, uno de los mejores fichajes de #camaradasdelmetal –Jimena Catalina– planteó en el foro si el diseño responsive o adaptativo era siempre la mejor opción. Me hizo gracia que planteara tal debate porque, apenas unos días antes, otro camarada del metal, Daniel Brandi -CTO de etece.es– había planteado la misma cuestión en su blog.
Daniel es un caballero de la cabeza a los pies y me escribió para preguntarme si me importaba que nombrara en su artículo a Otogami como MAL ejemplo del uso de diseño responsive.
Las razones de Jimena y Dani para no elegir el diseño responsive en sus webs son muy similares: el peso de la versión responsive respecto a una específica para móviles, el consumo de recursos que eso significa y -sobre todo- el mayor tiempo de carga en un país donde el 3G aún es un lujo en muchas zonas.
Pero el final de toda esta historia no tiene un final feliz para muchos programadores, porque lo que Jimena y Daniel proponen no es hacer un diseño no-responsive sino hacer n diseños «responsive, pero poco» para adaptarte a resoluciones de escritorio, tablet o smartphones ¿La justificación? Además del peso de la página antes mencionado, disponer de un contenido y diseño específico para cada tipo de dispositivo.
Jimena apunta una última razón que para mi es clave: domina con soltura el diseño y la maquetación, pero no cree que tenga los conocimientos suficientes de programación -en cliente o servidor- para hacer un buen responsive ¿Y si fuera al contrario?
La mejor opción de diseño para un programador es no diseñar
Otogami es una empresa ingenieril. El equipo técnico está formado por un 100% por desarrolladores y un 0% de maquetadores. Trabajamos con expertos externos que son profesionales como la copa de un pino, pero nada es igual que tener a un diseñador en plantilla. El diseño es, con mucho, nuestro mayor cuello de botella.
Los desarrolladores de Otogami son fieras que pueden crear desde cero un scraper y ponerlo en producción antes de que acabe el día, pero cuando tienen que modificar un diseño, parece que tienen morcillas en vez de dedos.
En nuestro caso, la única opción al diseño responsive sería el locurónsive porque nos volveríamos locos intentando mantenerlo. Si intentar no romper un sólo diseño ya nos hace sudar sangre, tener que trabajar con TRES sería como vivir en Mordor. Un claro ejemplo de que el equipo del que se disponga puede llegar a condicionar decisiones de negocio.