Este artículo se publicó originalmente como columna de opinión en La Bonilista, mi lista de correo. 12 horas después de su distribución, había generado más de 16.000 páginas vistas en mi blog.
Por petición popular, he decidido convertirlo en artículo público para que la gente que desee debatir o rebatir las ideas presentadas en el mismo pueda hacerlo a través de los comentarios. Muchas gracias a todos.
La semana pasada desayuné con un polémico artículo de Enrique Dans titulado “El Programador Perdido”, en el que lamentaba la falta de buenos programadores en España. Programadores con cabeza y riñones suficientes para sacar adelante un proyecto ganador en una industria global y competitiva como Internet.
Si quieres encontrar un buen programador, básicamente sólo tienes que hacer una cosa: pagarlo.
Pero esa presunción –como las comparaciones con la supuesta calificación y estatus de los programadores extranjeros- es errónea y estereotipada. Después de más de 10 años trabajando en la industria del software, tanto en España como en eso que llaman Silicon Valley, yo conozco otra verdad. Una verdad incómoda.
Es cierto que en España es difícil encontrar buenos programadores. Difícil, pero no imposible. Si quieres encontrar un buen programador, básicamente sólo tienes que hacer una cosa: pagarlo.
Conozco a más de un CEO que afirma que no pueden permitirse ofrecer más de 33.000€ por ese gran programador que andan buscando desesperadamente, a pesar de que les intentes convencer de que sus posibilidades aumentarían exponencialmente si ofrecieran 40.000. Es hora de que alguien les diga la verdad: si permites que tu proyecto se pare o pierda time-to-market por 7.000€ al año, o eres un CEO de mierda o lo es tu proyecto. Deja de “jugar a las empresas” y despierta. Esto es la vida real, no el mundo falso y seguro de tu hoja Excel.
A esta situación grotesca hemos llegado gracias a una cultura empresarial anclada en la Revolución Industrial, donde no se reconoce la excepcionalidad y la invidualidad; al trabajador se le sigue llamando recurso humano; y el único factor que se considera de una oferta es el precio, no la calidad. ¿Cómo vamos a conseguir empresas informáticas que incentiven a los buenos técnicos si sus clientes no están dispuestos a pagar más por ellos?
Los principales responsables: los bancos y grandes corporaciones de este país, grandes aficionados a comprar bolsas de horas y subcontratar un 80-90% de su plantilla informática, sólo para que los gastos fijos de sus balances sean menores y así su acción suba siguiendo los dictámenes de «los Mercados».
La mitad de las empresas de informática de Madrid tiene a Telefónica como cliente, sólo porque por lo menos la mitad ha conseguido colocar, al menos, un par de programadores subcontratados allí, sin aportar mayor valor añadido.
Para pagar un sueldo de 36.000€ necesitamos facturar alrededor de los 350€ por jornada, para conseguir un escandaloso beneficio del 10% a final de año. Hay muy pocas empresas que acepten pagar 300€.
Si permites que tu proyecto se pare o pierda time-to-market por 7.000€ al año, o eres un CEO de mierda o lo es tu proyecto.
Y, para salir de esa rueda de hámster que son los servicios informáticos, no queda otra que crear producto, pero entonces encontramos la cruda realidad del capital riesgo español especializado en Internet: escaso, endogámico, poco transparente y con la poca visión de intentar replicar la misma estrategia que el capital extranjero, pero con muchos menos recursos.
Este país está lleno de inversores que ofrecen 30.000€ por el 30% de tu empresa. También es hora de que alguien les diga la verdad: eso no es tener dinero ni ser un inversor. Si quieres jugar a ser inversor en Internet, deja de hacer idioteces y, en vez de repartir migajas por allí y por allá, mete 500.000€ en algún proyecto en el que realmente creas.
Ya sabéis lo difícil que es conseguir un buen programador y lo que tendréis que pagarle. No creo que en España seamos peores que nadie, pero tampoco mejores. A poco que queráis construir un buen equipo, dotadle de oficinas y recursos y gastaos algo en marketing… las cuentas salen solas. Con 30.000€ sólo puedes comprar cacahuetes para contratar monos, no programadores.
También contribuye al problema una prensa especializada de bajísima calidad, que no conoce de lo que habla y que no contrasta mínimamente las supuestas noticias que publica. Una prensa que genera ruido en vez de información, que encumbra personas, no proyectos. Una prensa que no investiga y que se limita a repetir como un altavoz lo que supuestos gurús dicen que está pasando. Una prensa que machaca con la máxima de que emprender en Internet es barato. Y lo repito una y otra vez: el que te diga que emprender en Internet es barato, o te está engañando o no tiene ni puta idea.
Así, leyendo blogs y medios especializados, parece que las startups sólo las pueden montar adolescentes comiendo pizza en el garaje de sus padres, cuando es un hecho que la mayoría de los emprendedores de éxito tienen más de 30 años. Y la gente con más de 30 años está harta de comer pizza, plátanos y cacahuetes. Algunos incluso tienen familia y sueñan con proporcionarle una vida confortable.
Con 30.000€ sólo puedes comprar cacahuetes para contratar monos, no programadores.
Además, hay muchos emprendedores de salón que todavía no quieren aceptar la cruda realidad y que acusan a los técnicos de una supuesta “aversión al riesgo”, poniendo como ejemplo a seguir una teórica realidad americana que no es tal.
No nos engañen y no se confundan, señores, en Silicon Valley, un programador que gana 100.000$ está dispuesto a trabajar en una startup -donde va a trabajar mucho más, en peores condiciones y con mayor riesgo que en IBM o Microsoft-, a cambio de un jugoso paquete de acciones y una rebaja de su salario de no más del 20%.
Aquí, con un paro desbocado, nos llaman inmovilistas por decir que no a maravillosos proyectos mal financiados -y, por tanto, con escasísimas posibilidades de éxito o venta- rebajando nuestro salario hasta un 60%… a cambio del 1% de las acciones de algo que no vale nada.
Pero los principales culpables de todo esto no son otros que los programadores. Unos programadores que, ante artículos como el de Enrique, se indignan en masa e inflaman sus blogs y cuentas de Twitter de mensajes que… sólo leerán otros programadores. Programadores que aún no han entendido que cada vez que Enrique Dans se equivoca y lo atacamos como una jauría enfurecida, parecemos UNA BANDA. Lo inteligente sería intentar explicarle que hay otra verdad, una de la que nunca se habla en las moquetas del Instituto de Empresa.
Si queremos romper el círculo vicioso en el que vive la industria del software de nuestro país, tenemos que salir del oscuro rincón donde nos lamemos las heridas y llegar a la audiencia que Dans y muchos otros personajes públicos nos pueden proporcionar.
el ejecutivo español medio no está ni mentalizado ni preparado para aceptar gestionar a técnicos con 15 años de experiencia más que él y con el doble de salario.
Enrique… en España hay programadores del montón y profesionales con una altísima excelencia técnica, ganas e ilusión para levantar proyectos. Exactamente en la misma proporción que me he encontrado en Silicon Valley, donde he conocido a gente buenísima y a auténticos zoquetes. Lo que pasa es que, hasta ahora, el mundo de los negocios, ni ha querido ni ha sabido buscarlos.
Por mucho que te duela reconocerlo, el ejecutivo español medio no está ni mentalizado ni preparado para aceptar gestionar a técnicos con 15 años de experiencia más que él y con el doble de salario.
Tú no lo recordarás, pero, hace exactamente dos años, tú y yo ya charlamos sobre el mismo tema en mi antiguo blog. Te prometí presentarte a un buen puñado de técnicos de primer nivel si tú eras capaz de reunir a esos supuestos gestores con capacidad y experiencia suficiente para valorarlos y motivarlos.
Aquella vez no me contestaste. Si de verdad quieres ayudar a la industria del software en España, no permitas que pase lo mismo de nuevo. Coge este mensaje y cópialo en tu blog. Que tu audiencia sepa que hay gente que está en guerra, luchando por construir un futuro mejor para este país con las únicas armas que tenemos: programando, diseñando, trabajando.